Todas las personas nos vemos involucradas en la cotidianidad con las ventas, con el proceso de intercambiar valor. En este sentido te invito a entender la venta como una posibilidad para servir, para ayudar, para demostrar la importancia y amor que le tenemos al prójimo.
El liderazgo es la piedra angular del crecimiento empresarial, haciendo que las empresas crezcan hasta donde crecen sus lideres, y las organizaciones sean el reflejo de quienes las lideran.
El crecimineto intensionado es el mejor regalo que podemos brindarnos, y al crecer nosotros y liberar nuestro potencial, impactamos positivamente en nuestro entorno y las personas que nos rodean.
En mi proceso de AcelerAcción personal y profesional, para Multiplicar mis Resultados, Productividad y Bienestar, mi Fe, ha tomado un punto crítico, Relevante y Central.
Te has preguntas, ¿Cuántas veces nuestros clientes o interlocutores nos han dicho que desean y que podemos mejorar para satisfacer de una forma más eficiente sus necesidades, miedos, dolores o anhelos? Lo paradójico, es que parece que no somos muy hábiles en escuchar, en chequear o validar, si nuestra interpretación, corresponde o no a lo que el cliente o el interlocutor nos deseaba expresar, y en ese sentido como personas y profesionales, nos planteamos metas, que no están alineadas con el conocimiento, la confianza y el deseo férreo de ayudar y ayudarnos, en el marco de relaciones Ganar-Ganar.
¿Tienes claro cuándo estás hablando sobre un hecho y cuándo estás dando tu opinión sobre una situación, y la diferencia entre hacer una afirmación o expresar un punto de vista? Lo paradójico, es que diferenciar estos actos lingüísticos no es muy común, y vivimos opiniones o puntos de vista como si fueran verdades irrefutables, que nos llevan a discutir, contrariar, incluso a terminar relaciones, sin darnos cuenta, que solo era una opinión.
¿Identificas la cantidad de veces que rompes o rompemos nuestras promesas, Incluso identificas cuando las hiciste y la importancia que les diste?, lo paradójico, es que como parejas, padres, hermanos, jefes, colaboradores o amigos, hemos convertido en un hábito el incumplirnos y el incumplir las promesas, y no observamos el impacto que eso genera en nuestra imagen, lo que afecta también que podamos coordinar acciones con el otro, de una forma efectiva.
¿Puedes decir con certeza cuando fue la última vez que dijiste sí, no o basta, por convicción y no porque tocaba o era lo que alguien esperaba?, paradójicamente, no hacernos cargo de nuestra dignidad, asumir una postura en la vida, y decir, si, no, basta, perdón, gracias o te amo, cuando deseamos, donde deseamos y como deseamos, puede estarnos afectando en nuestra tranquilidad y amor propio.
¿Recuerdas cuándo fue la última vez que actuaste o viste actuar a alguien, como si lo que estuvieran diciendo frente a sus relaciones, su trabajo, su familia, el país, otras personas, por mencionar algunas áreas, fuera la verdad absoluta, desconociendo que pueden haber otras miradas, percepciones o puntos de vista?, lo paradójico, es que este tipo de actitudes sobre la verdad, lo correcto, el bien, el mal y lo adecuado, nos suceden o le suceden a las personas, todos los días, y olvidamos que cada persona vive en un mundo interpretativo, que permea la forma como vemos el mundo, lo percibimos e interpretamos, incluso que lo que decimos, dice más de nosotros, que de lo que estamos o de quien estamos hablando.
¿Te has encontrado, personas que se sienten productos terminados o que dicen que ya no tienen nada que aprender o no creen que puedan aprender algo nuevo?, lo paradójico, es que todos los días de la vida, hasta el último momento, estamos aprendiendo, de una forma consciente o inconsciente.